Microrelatos de amor y desamor en el Ciclo Semilla

Dramaturgia hoy, en La Plata

Como cada segundo jueves del mes, el Ciclo Semilla se presentó en Malisia, una de las distribuidoras de libros independientes de La Plata, ubicada en diagonal 78, entre 6 y 59. Este sitio funciona no sólo distribuyendo y editando libros de autores independientes platenses sino que, a su vez, abre sus puertas dando lugar a espacios de lectura abierta.

Esta vez deslumbró a sus espectadores con “Amor idiota”, una seguidilla de microrelatos de amor y desamor, en los que el drama y el humor se complementaron creando una atmósfera entretenida e interesante. “Es el encuentro entre Barthes, dos mujeres y un ukelele”, describen las dramaturgas Mariela Anastasio y Cecilia Pérez-Pradal a sus relatos.

Alrededor de 25 personas fueron al evento programado para las 21. Ubicados en mesas de la terraza de Malisia, reían entre relato y relato escuchando con atención las letras que acompañaban al sonido del ukelele y los fragmentos del filósofo y escritor Barthes:

Busco signos, pero ¿de qué? ¿Cuál es el objeto de mi lectura? ¿Es: soy amado (no lo soy ya; lo soy todavía)? ¿Es mi futuro lo que intento leer, descifrando en lo que está inscrito el anuncio de lo que me va a ocurrir? ¿No es más bien que quedo suspendido en esa pregunta, de la que pido al rostro del otro, incansablemente, la respuesta: ¿cuánto valgo?, se pregunta el autor francés en su afamada obra Fragmentos de un discurso amoroso.

Autodefinido como un ciclo de “Germinación literaria y otras variedades crecientes”, la experiencia artística busca a través de nuevos cuerpos y voces, expresar la palabra de las maneras más innovadoras, originales y libres. A su vez, se propone generar un espacio abierto tanto a recitados y lecturas, como también al arte, a la música, al teatro y la danza.

Finalizada la presentación de Mariela y Cecilia, el micrófono quedó a disposición de los espectadores de manera que pudieran ellos también convertirse en protagonistas de la narración compartiendo sus propias producciones.

Por Magdalena Vitale Morillo